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TRIBUTO A LAS MUJERES MACHAS. Día Internacional de la Mujer. Artículo del Top Coach, escritor y conferencista premiado Juan Carlos Díez Posada | Publicado en el diario El Tiempo de Bogotá, el más importante de Colombia

TRIBUTO A LAS MUJERES MACHAS. Día Internacional de la Mujer. Artículo del Top Coach, escritor y conferencista premiado Juan Carlos Díez Posada | Publicado en el diario El Tiempo de Bogotá, el más importante de Colombia

Con motivo del Día Internacional de la Mujer 2009, el diario El Tiempo de Bogotá, Colombia invitó al escritor y conferencista Juan Carlos Díez Posada a escribir una columna que destacara las cualidades y logros de la mujer durante la primera década del siglo XXI.

TRIBUTO A LAS MUJERES MACHAS


Por Juan Carlos Díez Posada

 

www.creativamente.org

 


    Ah, pero claro que abundan. Las mujeres machas son la respuesta actual a la fragilidad y al carácter elusivo de montones de representantes del denominado (¿o autodenominado?) “sexo fuerte”. Triste y patética verdad, para qué... Mientras estos se han vuelto blandengues, esquivos y despreocupados, ellas se han vuelto resueltas, corajudas, tenaces. Tuvieron que inyectarse testosterona en las venas porque sus portadores naturales han ido perdiendo esa sustancia que los convertía en los miembros Alfa de la manada. Ahora son cabeza de hogar, cabeza de famiempresa y cabeza de mil proyectos y emprendimientos que los hombres, por A o por B, van dejando en obra negra. Ahora ellas se protegen solas, porque muchas no tienen a su lado un varón (de aquellos) que las abrace y las defienda. Amamantan a sus hijos con ternura y autoridad hasta los doce, los dieciocho y más allá, supliendo la figura de alguien que vino, vio y partió.

Las mujeres machas existen porque los varones (de aquellos) están dejando de existir.  En ellas, la androginia es un diploma, un honoris causa que reciben sin ceremonias y sin aplausos. Puede que lo reciban de golpe, quién sabe, o al final de una larga cadena de desengaños. Las mujeres machas se quedan a dar la pelea, y ellos, los errantes, los cómodos, los aventureros, se van. Ellas guerrean mientras ellos claudican. Ellas crecen mientras ellos se achican.

Las mujeres machas de estos tiempos han saltado de la fábula, de la ficción y de los comics al puro barro de la realidad. ¿Quién no ha conocido a una docena (por lo menos) de mujeres maravilla?  ¿Quién no se ha tropezado con una amazona que se desprende de cuatro horas de sueño, de antojos, placeres y gustos por el bien de los suyos, por el bien de sus empleados, por el bien de la comunidad? ¿Quién no ha visto a más de una mujer biónica, con pilas atómicas, sonriente, incansable, corriendo de aquí para allá, pendiente de su trabajo, de su hogar, de sus deberes, de su misión? ¿Quién osaría negarles el reconocimiento de que pueden hacer tres y cuatro cosas a la vez, y hacerlas todas bien?

Benditas sean. El equilibrio de lo que nos queda de sociedad, de civilización, se explica, en buena parte, por ellas. El lado femenino es el lado redentor y restaurador de la humanidad. Claro, Arjona, cánteles. Claro, don Vicente Fernández, siga cantando una y mil veces: “…no queda otro camino que adorarlas”. No queda otro camino que seguir inventando arreglos florales, poesías, piropos y canciones para ustedes, las bellas de todos los colores, de todos los acentos, con kilos de más o con centímetros de menos, que importa. Y para elogiarlas como corresponde, qué mejor que presentar a dos mujeres machas que conozco, dos nada más, y me disculpan las miles y miles que andan por ahí, cerquita de nosotros, los descomedidos y malagradecidos varones, porque de mil amores hablaría de muchas, muchas más.

 

MARCELA DÍAZ  DUQUE, soltera, 30 años.

Graduada en medicina, especialista en gerencia hospitalaria y magíster en administración de negocios. Inquieta, entusiasta, bromista, inteligente, simpática. Más que perfume, deja pedacitos de corazón por doquiera que va. Lo que hace, lo hace por gusto, por pasión, por puro amor. No gana un solo centavo con su actividad, todo lo contrario, pero se gana un montón de felicidad y de satisfacción.

Junto con Pao (Paola Pineda) fundó, el 3 de agosto de 2008, la Organización por el Respeto y el Cuidado de los Animales, ORCA. Por sus brazos han pasado, en poco más de un año, 85 hijitos cuadrúpedos, “mis pequeños”, y la lista sigue en aumento. Gracias a sus gestiones, a sus contactos, a sus ruegos y su página en Facebook, esos queridos pequeños, bonitos y feítos, finitos o chandaneses, han encontrado buenos hogares permanentes, buenos amos, cuyas actitudes y aptitudes son sometidas a un riguroso y cada vez más metódico examen de “competencias en tenencia de mascotas”, con firma de compromiso y todo.

Marcela pide auxilio de muchas maneras, y casi siempre se sale con la suya. Ella y siete voluntarias más vacunan, hacen visitas domiciliarias y montan stands en los centros comerciales para recabar fondos. Pide dinero para cirugías, para salvar la vida de un animalito ultrajado y malherido o para pagar el alimento y el cuidado de mascotas abandonadas a su suerte. Se gana el apoyo de los amigos y benefactores de la organización a punta de correos como este: 

“En este mail les contaremos la historia de Milagros. Como bien saben, Milagros fue rescatada el pasado sábado 3 de enero por una persona que se condolió de ella. Fue internada desde el pasado 4 de enero en el Centro Veterinario de El Poblado (Medellín), con un pronóstico muy deplorable. Llegó decaída, deshidratada, con  arritmia cardiaca y tumores en sus mamas. El veterinario que la atendió nos informó que era posible que no sobreviviera, pues llevaba varios días sin comer…”.  Y el relato sigue, conmovedor,  dando parte, día tras día, del estado de la perrita: “(…) Su veterinario lo dijo hoy: ¡MILAGROS TIENE GANAS DE VIVIR! Por ello esperamos un milagro, a pesar de su desolador diagnóstico. Necesitamos a alguien que quiera hacerse cargo de Milagros durante los diez días que dura su tratamiento, pues creemos en la fuerza del amor...”. 

Marcela, eres macha, de las de a de veras, como dicen los guapos mexicanos, y aquí está tu homenaje.

 

BEATRIZ NARANJO GÓMEZ, casada, 52 años

Beatriz, querida Beatriz Elena…  ¡No puede ser! ¡Se nos está agotando el espacio!  No, no es justo, pero fíjate, así es la vida, injusta, a veces demasiado injusta con seres como ustedes, pero no hoy, no ahora, cuando queremos ensalzarlas a gritos. Beatriz es otra macha, bendita entre todos los taxistas, consuelo de los afligidos y auxilio de los cristianos que van de un lado a otro de la ciudad. Celia le dicen, y sí, por sus gracias y su “tumbao” se parece a la Guarachera de Oro. Nunca para de sonreír. Beatriz, fuerte como un rinoceronte y dulce como una piña. Beatriz, has educado a tus hijos a punta de carreras, y mira, se nos acabó el espacio, pero no las ganas de reconocer tu valía, tu fortaleza y, por encima de todo, tu incomparable generosidad.