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Artículo del Top Coach Juan Carlos Díez P.: ¿Cómo anda la CULTURA de la Motivación y el Crecimiento Personal en las empresas?

Artículo del Top Coach Juan Carlos Díez P.: ¿Cómo anda la CULTURA de la Motivación y el Crecimiento Personal en las empresas?

¿Qué están haciendo muchas empresas y qué no con respecto a la inculcación de la CULTURA DE LA MOTIVACIÓN Y EL CRECIMIENTO PERSONAL? Ese es el tema de este artículo, basado en las conversaciones sostenidas con la gerente administrativa de una compañía constructora y un ¡conductor de servicio público!
 

 
¿CÓMO ANDA LA CULTURA DE LA MOTIVACIÓN
Y EL CRECIMIENTO PERSONAL EN LAS EMPRESAS?
 
Por Juan Carlos Díez P.
Conferencista-Escritor
 
 
   El pasado miércoles 13 de marzo, después de dictar mi Conferencia de Motivación para el Éxito Personal/Laboral a todo el personal de la Constructora Capital en Bogotá, la gerente administrativa y yo abordamos un taxi e hicimos el primer recorrido hasta su oficina. Yo debía continuar en seguida hacia el Puente Aéreo de Eldorado para regresar esa misma noche a mi ciudad.
 
“Esta es la primera vez que organizamos una actividad de este tipo”, me comentó. “Hasta ahora solo habíamos hecho actividades de capacitación enfocadas a las especialidades del negocio, nada más, pero dado el rápido crecimiento de la planta de personal en Bogotá, era muy importante llevar a cabo una integración que girara alrededor del tema de la Motivación y la Calidad del Trato entre todos nuestros colaboradores”.
 
Ambos coincidimos en que la motivación y el crecimiento personal deberían gestionarse como un proceso de mejoramiento y calidad en todas las organizaciones, justo como se hace con los procesos productivos, operativos, logísticos, de atención/servicio y mercadeo. Los encuentros eventuales en modalidad de conferencia, programados si acaso una vez por año, es el máximo compromiso que los dueños y directivos de muchas empresas les ofrecen a sus empleados. Solo eso. 
 
De hecho, no recuerdo que a la fecha ninguna empresa me haya solicitado más de una conferencia o actividad motivacional en un mismo año, y mucho menos que me hayan propuesto realizar todo un Plan de Inculcación de Actitudes y Valores Motivacionales. 
 
“En Pereira, mi ciudad, muchos gerentes siguen creyendo que el entrenamiento y la capacitación de sus colaboradores es un gasto. Es increíble, pero en este aspecto seguimos atrasadísimos con respecto a lo que hacen en otros países”. 
 
“En Pereira, en la Costa Caribe, ¡en Bogotá! e incluso en Medellín, mi ciudad, recién distinguida como ‘la más innovadora del mundo’, es igual”, le dije a mi acompañante. “La siembra de estos poderosos intangibles es muy escasa, no se crea ni se sostiene una Cultura Motivadora y altamente estimulante que genere climas laborales y de convivencia superiores a los del entorno. Mucha gente no va a disfrutar de su labor, a ser feliz en su otro hogar, donde pasa buena parte de su vida. Va a cumplir y, en muchos casos, a tolerar situaciones o estilos de jefatura poco o nada alineadas con el salario emocional y las gratificaciones motivacionales”, concluí.
 
Luego, mientras hacía el recorrido hacia el aeropuerto, el taxista me hizo unas cuantas preguntas sobre mi trabajo y me comentó lo mucho que le había ayudado a él y a su compañera sentimental de entonces un ciclo de conferencias motivacionales a las cuales habían asistido juntos. “En ese entonces ella era una persona frívola y descuidada, totalmente irresponsable, y viera usted el cambio de vida que tuvo… Nos dejamos un tiempo después, pero luego me enteré de que se había puesto a estudiar y que había conseguido un buen puesto en una sucursal bancaria”. 
 
“Los ambientes en donde yo he laborado hasta ahora están llenos de envidia y roces, de malquerencias y maldecires. Aquí nos fascina estar metidos en el cuento de los demás en vez de ocuparnos en cómo mejorar nosotros y aportarle más que un granito de arena a la convivencia laboral. Parece que a muchos jefes no les importara eso, y por eso es tan meritoria la labor que usted hace…”.
 
Y entre otros comentarios que ya habría querido grabar, palabra por palabra, para compartirlos con mis lectores, el taxista añadió lo siguiente: “Falta mucho ingenio, mucha voluntad y creatividad en todo eso de la motivación y el crecimiento personal. Por ejemplo, le apuesto a que usted nunca ha dictado una charla no solo para el personal de una empresa, sino para el grupo familiar de esas personas…”.
 
Acertó el conductor. En efecto, en todos mis años de dictar conferencias y capacitaciones, nunca he recibido una propuesta para llevarles temas de motivación y crecimiento personal al grupo familiar de los trabajadores. Jamás.
 
“Ahí está. Que esos señores vinculen a las familias a los procesos de Cultura Motivacional, como usted dice, y verá cómo les cambia la vida a todas esas personas. No se necesita mucho trámite para eso, supongo yo, y tampoco creo que cueste un dineral. Es pura voluntad y ganas de construir sociedad y bienestar para todos”.
 
Por eso escribí y publiqué en 2004 un libro de crónicas de los taxistas de Medellín… Por tener el gusto de oír las opiniones de personas menos instruidas pero más entendidas que muchos profesionales que he conocido a lo largo de mi carrera de conferencista y capacitador.