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Liderazgo & Emprendimiento. ¡Los líderes CLASE E! observan y entran en acción! Artículo del Top Coach Juan Carlos Díez P.

Liderazgo & Emprendimiento. ¡Los líderes CLASE E! observan y entran en acción! Artículo del Top Coach Juan Carlos Díez P.

¿Cómo un pequeño incidente en una vía puede convertirse en un excelente Laboratorio de Actitudes y Respuestas que miden nuestra capacidad de ser magníficos actores frente a los desafíos y los cambios? Les invito a leer esta bonita experiencia y a tomar atenta nota para que tomemos la decisión de convertirnos en Líderes Gigantes, en ¡LÍDERES E! ¡Compártalo!

OBSERVEN CON ATENCIÓN: 
¡LOS *****LÍDERES E***** SÍ MUEVEN EL BULTICO!
 
Por Juan Carlos Díez P.
Conferencista - Escritor
 
 
 
 
 
   Señoras y señores, amigos, seguidores y visitantes de mi página web CreativaMente. Este artículo inicia con una fotografía tomada por mí unos cuatro meses atrás. Por favor obsérvenla con toda atención durante unos cuantos segundos…
 
¿Y bien? ¿Puede alguien deducir o columbrar qué tiene que ver la Competencia de Liderazgo con un bulto de… ¡escombros! botado a la orilla de una calle más o menos amplia en un día soleado?
 
Les voy a relatar lo que sucedió:
 
Al final de la mañana de aquel hermoso día iba rumbo a mi casa en mi automóvil. Faltaba poco para llegar cuando de repente divisé algo tirado justo en la mitad de la vía. ¿Y qué será eso?, me pregunté. Mientras me acercaba pude comprobar que se trataba, en efecto, de lo recién mencionado.
 
Sin duda, minutos antes había transitado por allí un vehículo de carga y, al pasar por el resalto situado un par de metros atrás, el bulto había caído al asfalto sin que el conductor ni nadie se percatase de ello.
 
Disminuí la velocidad, fijé una vez más la mirada en el costal y seguí mi camino. “Qué mal quedó, botado en medio de la calle… Pero qué más da, eso no es asunto mío, ya pasará alguien y…”.
 
Cuando me sorprendí pensando de ese modo (como gente del montón, del rebaño, indolente e indiferente), pisé el freno e hice un leve movimiento de negación con la cabeza. “Hey, mi amigo, así no son las cosas. Así no pueden ser las cosas…”. Miré por el retrovisor y puse el vehículo en reversa.
 
Como ese tramo de vía tiene un flujo vehicular relativamente bajo, no tuve ninguna dificultad en poner marcha atrás. Aceleré, giré el timón y me estacioné en la orilla izquierda de la calle. Bajé de mi automóvil, tomé el costal por un extremo, lo arrastré y lo dejé tal como se observa en la imagen. Nadie me miró haciendo aquello, o al menos no le presté atención a eso. 
 
Al terminar la faena, me quedé mirando el bulto y entonces se me ocurrió tomar unas cuantas fotos con la pretensión de escribir algún artículo relacionado con el caso. Pues aquí lo tienen.
 
Quizá el lector se esté preguntando por qué resolví asociar esta situación con el Liderazgo tipo E, es decir, Entusiasta, Enérgico, Eficaz y Enfocado a las Soluciones. Por una sencilla razón: porque el escenario del costal tirado en medio de la calle habría sido ideal para dictar una muy inspiradora cátedra sobre lo que significa realmente Ser Líder de Tiempo Completo, no “posar de líderes” o ejercer el liderazgo solo en horas hábiles, de manera selectiva o caprichosa, a veces sí y a veces no, cuando nos alaben, nos observen o simplemente cuando nos convenga…
 
Los genuinos líderes, los líderes gigantes son aquellos que siempre procuran hacer lo que se debe y como se debe sin reparar demasiado en las molestias, las incomodidades y los reveses que traigan consigo los desafíos grandes y pequeños. 
 
Como decía, aquella circunstancia habría servido de excelente laboratorio para ofrecerle a cualquier público un breve, maravilloso y muy eficaz entrenamiento de puro liderazgo. 
 
Imaginemos por un momento cómo habría podido llevarse a cabo ese experimento. Yo habría puesto a varios alumnos de observadores incógnitos, escondidos a lado y lado de la vía, y le habría pedido a un grupo de cuatro o cinco que se sentaran en uno de los andenes a conversar animadamente, de forma tal que llamaran la atención de los conductores que pasaran por allí.
 
¿Qué cree el lector que habría sucedido al cabo de veinte minutos o media hora? Vamos, imagine un poco la situación…
 
Supongamos que por aquel tramo de la vía pasarían unos cinco autos por minuto. Serían cien autos en veinte minutos. ¿Cuál cree que habría sido el comportamiento de esos conductores ante el grueso bulto de escombros tirado justo en medio de la calle? ¿Cuántos ni mirarían siquiera el obstáculo y pasarían de largo? ¿La mayoría? ¿Cuántos les tocarían el pito a los alumnos reunidos en la acera y les harían señas para que hicieran algo al respecto? ¿Cuántos se detendrían y les dirían: “por favor, ayuda, retiren ese obstáculo de ahí”? ¿Cuántos se tomarían la molestia de detenerse para retirar ellos mismos el bulto? ¿Cuántos peatones que anduvieran por allí tomarían la iniciativa?
 
Todo un Laboratorio de Comportamientos y Reacciones para extraer maravillosas lecciones, ¿no cree? 
 
Los costales de escombros en medio del camino hacen parte de la vida de todos nosotros. Si nos anima un espíritu de potente liderazgo, si estamos llenos de ganas de cambio, de empuje, de hacer que sucedan las cosas, sin duda seremos del tipo de individuos que miraremos esos costales y no pasaremos de largo: haremos algo, lo suficiente o mucho, pero no nos quedaremos impasibles, mudos o ciegos ante las circunstancias.
 
¿Cuándo fue la última vez que rompimos la inercia de la rutina y la comodidad para tomar la decisión de quitar de en medio una dificultad, un obstáculo o un problema que muchos ni siquiera quieren mirar? Si han sido muy pocas veces en el último año, su coeficiente de Liderazgo tipo E, está bajo.
 
Le dejo esa reflexión, junto con una segunda foto de la escena del costal. Póngala en un lugar visible para que le recuerde a menudo que los ¡Líderes E!, es decir, los Líderes más Exitosos, siempre intentan situarse en el nivel más alto de Actitudes y Respuestas a los Desafíos y el Cambio.